Nueva York 2018 – Último día
Día 9 – Martes 7 de agosto de 2018
Y hoy sí, era nuestro último día en Nueva York.
Nos levantamos con calma, recogimos la habitación e hicimos el checkout dejando las maletas en la recepción del hotel hasta que marcháramos por la tarde. El vuelo despegaba a las 11 de la noche, por lo que teníamos todo el día por delante.
Tomamos nuestro último desayuno en el Le Pain Quotidien que habíamos visitado otro día ya. 2 cafés con leche, 2 zumos de naranja, 2 waffles con frutos del bosque y mermelada, 2 croisants con jamón y queso y una ensalada de frutas, 59 USD más 10 de la propina. El servicio y la calidad se pagan, pero bueno, estamos de vacaciones.
Hoy íbamos a visitar sitios en plan «relleno». Primero nos dirigimos a la zona del One World, visitamos los exteriores y entramos en el edificio 3 del complejo World Financial Center. Desde este edificio a través de un subterráneo se llega a la estación World Trade Center desde donde salen los trenes PATH dentro del edificio Oculus. Lo recorrimos con calma y hay que reconocer que es espectacular tanto su interior como el exterior.
Ahora íbamos a cambiar de zona y cogimos el metro R dirección norte para llegar hasta la parada 34 St./Herald Square.
Se me había quedado pendiente la visita a la tienda ThinkGeek en la 33 St y salí de ella con una camiseta un poco friki. Cruzamos la calle y entramos en los almacenes Macy’s que son inmensos y un templo del consumismo y en alguna otra tienda de deportes. En el cruce de Herald Square es impresionante la cantidad de gente que se mueve y cruza los pasos de peatones. Situándote fuera de la marea humana, puedes estar rato observando.
Por la 34 St llegamos hasta el Madison Square Garden y como ya teníamos hambre intentamos encontrar sitio para comer en el Pennsy Food Hall pero estaba todo lleno. Por no complicarnos mucho y para no dar más vueltas nos sentamos en un Shake Shack en la esquina de Broadway con la 36 St.
Después de comer fuimos a un supermercado a comprar provisiones para comer en el vuelo de vuelta y ya regresamos hacia el hotel donde esperaríamos al Uber que nos llevaría al aeropuerto Newark. El Uber nos costó casi el doble que a la ida por que era hora punta y había mucha más demanda. Es el problema de ese servicio.
Justo cuando llegamos al aeropuerto comenzó a descargar una tremenda tormenta con truenos, aparato eléctrico y un fuerte viento y lluvia. Por suerte era una tormenta de verano que paso de largo al poco tiempo.
Realizamos todo el proceso de facturación y nos dirigimos al control de seguridad que tardamos en pasar casi una hora debido a lo estricto y meticuloso que era. Nada que ver con el de la ida en Barcelona.
Como consejo para los que viajéis, por lo menos en este aeropuerto, vaciad las botellas de agua antes del control y pasadlo con ellas vacías, ya que en los pasillos hacia las puertas de embarque hay unas fuentes donde estaba todo el mundo rellenándolas, menos los que no sabíamos esto. 5 dólares nos costó comprar 2 botellas de agua en la terminal.
Y sin novedad transcurrió el vuelo y aterrizamos en Barcelona, con ya siempre en nuestra memoria lo visto y vivido estos 9 días en Nueva York.
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